3 de febrero de 2010

Para sanar lo cotidiano

Malgache

Encontramos motivaciones abundantes para el disgusto al paso de las horas y los días, la estupidez humana en el discurso del tiempo, en todos los espacios del "uno mismo", dentro y fuera... Y aquello se acumula en la arquitectura terrible del pensamiento, de la memoria, y hace daño. Pero la vida es inteligente (nosotros no) y se deja ver en las miradas sencillas, si conseguimos atisbar la lucidez que hemos enterrado bajo toneladas de artificio. Para sanar lo cotidiano hay que aprender a mirar de nuevo, como niños.

2 comentarios:

alamarcontigo dijo...

¡Amigo, la lucidez es enemiga de la felicidad!. Solo los niños y los discapacitados mentales, son propietarios de esa mirada inocente. ¿Cambiaría mi lucidez, por esa felicidad?
Mi pesimismo siempre carga con mi inteligencia.

Aurelio dijo...

No lo comparto, aunque comprendo lo que dices. ¡La lucidez ES felicidad! Siempre y cuando no confundamos la inteligencia con los juicios y conflictos del pensamiento, basado en experiencias, en recuerdos. No somos memoria, aunque tenemos memoria. Lo mismo que no somos manos, aunque tengamos manos. El pensar y el recordar trabajan con el cuerpo. La inteligencia y la lucidez con la conciencia. No es lo mismo, creo yo...